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Los 50 mejores discos de los 50 (V y final)

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Llegamos a la parte final de la lista de los 50 mejores discos de los años 50. El que tenéis a continuación es el top 10 final.  Podéis leer el resto de entradas pinchando aquí. Al final de esta entrada encontraréis una lista de reproducción con algunas de las canciones más destacables de la lista.

10. Little Richard – Here’s Little Richard (1957)

little richard2 300x300 El álbum de debut de la leyenda viva del rock Little Richard es una recopilación de algunos de los éxitos con los que ya se había dado a conocer con gran éxito, como su versión del Tutti Frutti. Un ritmo frenético, una voz que pasa como un huracán por los oídos y un sentido del espectáculo que contribuyó a que el rock & roll dejara de ser una mera anécdota. Tras haber conseguido entrar seis veces en la lista de los más vendidos el año anterior, con este disco conseguiría otros dos grandes hits con la famosísima Long Tall Sally y Jenny Jenny, una verdadera joya. Un álbum que sirve tanto de recopilatorio como de perfecta introducción a la carrera de Little Richard, seguramente el trabajo más redondo de su carrera.

 

9. Frank Sinatra – Songs for Swingin’ Lovers! (1956)

Frank Sinatra Songs for Swingin Lovers Ya recuperado, al menos musicalmente, del triste ánimo que embriagó su música tras su ruptura con Ava Gardner en In The Wee Small Hours, en este Songs for Swingin’ Lovers! Sinatra realiza un canto a la vida y a la felicidad con canciones pop de tres minutos inolvidables. Los arreglos corresponden una vez más a Nelson Riddle, que impregna de un sonido festivo y romántico a algunos de los temas más celebres del cancionero americano, y que Sinatra se encargaría de hacer eternos. Esta colección de swings incluye You Make Me Feel So Young y I’ve Got You Under My Skin. Dos temas en progresión ascendente que culminan igualando el sonido de la voz de Sinatra al de las notas altas de la trompeta, un estilo característico por el que se le sigue recordando hoy en día, en el que es seguramente el mejor disco de su carrera.

8. Chuck Berry – Chuck Berry Is on Top (1959)

 chuck berry is on top cover 296x300 En 1959, cuando la mayoría de los que se dedicaban al rock se dedicaban a hacer versiones o a componer algún que otro tema, Chuck Berry ya tenía un repertorio lo suficientemente holgado como para hacer un recopilatorio de temas propios. El disco comienza con Almost Grown, que alguno recordará por la película American Graffiti, un tema que suena literalmente como una locomotora. Y, sin descanso, tenemos Carol y Maybelline, dos de las mejores canciones de rock de los 50, que se hacen acompañar de otros hits como Johnny B. Goode o Roll Over Beethoven. Un disco divertidísimo, con el mayor número de éxitos que un rockero había coleccionado hasta la fecha y toda una oportunidad para tener un pedacito de historia.

7. Cannonball Adderley – Somethin’ Else (1958)

Cannonball Adderley

La asociación entre Cannonball Adderley y Miles Davis merece ser reconocida como una de las mejores del jazz, como demostrarían títulos como Kind of Blue, el mejor disco de Davis, y este Somethin’ Else, el más inspirado en la carrera de Adderley. Ambos discos tienen cierto parecido por buscar la melodía frente al solo, haciendo más accesible su escucha. La punta de lanza es el minuto final del tema Somethin’ Else, en el que saxo y trompeta se lanzan a un diálogo espléndido. Este es un disco vitalista, como demuestra el ritmo despreocupado de One for Daddy-O. La joya aquí – por su particularidad – quizá sea Autumn Leaves, que viene introducido por un ritmo de influencias latinas y culmina en un solo de saxo de Adderley que es pura belleza.

6. The Quintet – Jazz At Massey Hall (1956)

 The quintet 300x300 En 1953, una formación de jazz de auténtico lujo actuaba en Toronto y, afortunadamente para la historia de la música, aquel concierto lo grabó una acompañante de Charles Mingus. Aparte de Mingus al bajo, este dream team lo completaban Charlie Parker al saxo, Bud Powell al piano, Dizzy Gillespie a la trompeta y Max Roach a la batería. Tras unos cuantos lavados de cara, en 1956 se editaría este disco en directo que es una de las representaciones de lo salvaje que puede llegar a ser un género que hoy en día parece haber quedado como música refinada y elitista. Solo hay que escuchar a Gillespie gritando el título de Salt Peanuts mientras el público jalea y aplaude para darse cuenta de la rebeldía que impregnaba las grandes noches de jazz. Escuchando Jazz At Massey Hall parecemos ser testigos de un momento histórico.

5. The Dave Brubeck Quartet – Time Out (1959)

davebrubecktimeout 300x300 El álbum más memorable del cuarteto que formaba la banda de Dave Brubeck nació como un disco experimental en el que en cada canción suponía un juego con el compás y el ritmo, alejándose del estándar 4/4 del jazz. Así, Blue Rondo à la Turk suena en 9/8 marcados por el ritmo de la batería y el piano en una composición que toma su inspiración de una canción de folk turca, Three To Get Ready varía entre dos tiempos de 3/4 y dos de 4/4, y Kathy’s Waltz está compuesta en un 6/4 difícil de seguir. Pero si por algo ha pasado este disco a la historia es por la memorable Take Five, el único tema en Time Out que no compuso Dave Brubeck sino el saxofonista Paul Desmond. Una auténtica exhibición de percusión – la intención era plantear un solo de batería para Joe Morello – compuesta en el inusual 5/4 y con una deliciosa melodía de saxo, una de las más reconocibles del jazz.

4. Charles Mingus – Mingus Ah Um (1959)

charles mingus mingus ah um 1959 300x300 El ecléctico Charles Mingus quería en este Mingus Ah Ummostrar todo el espectro que era capaz de manejar en sus composiciones. Aquí hay cabida para el gospel, el bebop, el hard bop y el swing, entre otros géneros. Este es también un disco de homenajes a grandes figuras del jazz, desde el tributo al magnífico saxofonista Lester Young en Goodbye Pork Pie Hat, a Duke Ellington en A Letter To Duke o a Jelly Roll Morton en Jelly Roll. El disco abre con la sensacional Better Git it in Your Soul, que pasa del blues a estilo big band con absoluta naturalidad, haciendo irresistible mover los pies al ritmo de la canción. Un disco redondo al que es complicadísimo poner una canción por encima de otra, aunque personalmente sienta debilidad por la simplicidad en Boogie Stop Shuffle y ese alocado solo de batería.

3. John Coltrane – Blue Train (1958)

 john coltrane 300x300 Después de una dilatada trayectoria a la sombra de pesos pesados como Miles Davis o Thelonious Monk, John Coltrane se encontraba en total plenitud. Había conseguido superar su adicción al alcohol y la heroína y había adquirido una técnica sin igual que lo situaba en la cima de los saxofonistas de jazz de la época. Este Blue Train, el debut de Coltrane con Blue Notes es el mayor exponente del hard bop. Un disco grabado en tan solo un día, enérgico, vibrante y adictivo como él solo. La mejor prueba de ello la encontramos en la canción que da título al disco, en la que la banda da lo mejor de sí, y que contiene un solo de trompeta de Lee Morgan indescriptible. Un disco perfecto para introducirse en la mastodóntica obra de Coltrane, que en los sucesivos años se convertiría en legendaria.

2. Glenn Gould – The Goldberg Variations (1956)

glenn gould 300x300 J.S. Bach compuso en 1741 Las Variaciones Goldberg, un tema único (el aria), treinta variaciones y un reprise de todas ellas, o Aria da Capo. Lo que une a todas las piezas no es la melodía, sino las variaciones armónicas en la línea de bajo, que son siempre constantes. El pianista Glenn Gould pasaría a la historia por una reinterpretación de estas variaciones revolucionaria, cambiando ritmos y tocando con una sensibilidad única, hasta el punto de que su interpretación se convirtiera en estándar. En 1981, en el ocaso de su vida, Gould volvería a grabar en disco de nuevo estas variaciones con mejores equipos, con mayor precisión y delicadeza si cabe este imprescindible de la música clásica.

1. Miles Davis – Kind of Blue (1959)

 Miles davis Kind Of Blue 300x300 Este número es quizá una elección obvia, pero no por ello menos merecida. Después de dar los primeros pasos por el jazz modal en Milestones, Miles Davis volvería a unir fuerzas con un elenco de ensueño, con el piano de Bill Evans a la cabeza de la creatividad. Evans trabajaría con Davis en dar un paso más en este nuevo estilo, haciéndolo más familiar,  suave y melódico, y ayudando en la composición de algunos de los temas. La banda se completó con Cannonball Adderley y John Coltrane al saxo alto y tenor, Paul Chambers al contrabajo y Jimmy Cobb a la batería. En tan solo dos sesiones de grabación, y con una idea bastante vaga de lo que se iba a grabar, se completó el disco más vendido de la historia del jazz y seguramente también el mejor. Si me tengo que quedar con un tema ese sería Blue in Green, por la conjunción Miles/Evans.

Raúl Pérez


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